Los canteros de jardín suelen construirse con distintos materiales, como madera, metal, plástico y materiales compuestos. La madera, en particular el cedro y la secuoya, es popular debido a su estética natural y su durabilidad. Las opciones de metal incluyen acero galvanizado o aluminio, conocidos por su longevidad y resistencia a la corrosión. Los materiales plásticos y compuestos ofrecen alternativas livianas y de bajo mantenimiento.

La profundidad ideal de un cantero depende de los tipos de plantas que desee cultivar. Por lo general, una profundidad de entre 15 y 30 cm es adecuada para la mayoría de las verduras, hierbas y flores. Sin embargo, para las hortalizas de raíz, como las zanahorias o las patatas, pueden ser necesarios canteros más profundos de entre 30 y 45 cm para facilitar su crecimiento.

Los canteros de jardín suelen requerir un mantenimiento mínimo en comparación con los jardines tradicionales. El riego regular, el desmalezado y la fertilización ocasional son necesarios para garantizar un crecimiento saludable de las plantas. Además, inspeccionar el cantero para detectar signos de podredumbre o daños y reemplazar los componentes desgastados, como madera deteriorada o metal oxidado, puede ayudar a prolongar su vida útil.

Sí, los canteros se pueden colocar en terrenos irregulares o en pendientes con la preparación adecuada. Es fundamental nivelar el área tanto como sea posible y considerar el uso de muros de contención o técnicas de terrazas para evitar la erosión del suelo y garantizar la estabilidad. Además, se pueden usar patas ajustables o cuñas para nivelar el cantero en superficies irregulares.